Hoy pasó con su moto, y frenó frente a mí.
Me saludó como si nos conociéramos desde hacían años; permanecí inmóvil.
- Te llevo?
Por supuesto! pensé..
A ella sólo pude responderle con un pequeño movimiento de la cabeza...
Subí a la moto, y me aferré a ella.
Como si me aferrara al más grande sueño, hecho realidad.
Por un momento, no había más que silencio...
Luego,preguntó mi nombre:
- Anabella. Silencio nuevamente...
- Carla, cierto? Sí...
En un momento, me apoyé en su espalda sin quererlo,
y llegué a sentir su corazón, latiendo muy fuerte...
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