1 sept 2010

Demonios feneminos.

Zalir.
La Lesbiana.


Demonia que reina sobre las relaciones lésbicas.

Cuida y adoctrina a sus discípulas con un amor que va mucho más allá de lo meramente sexual. Incansable, no obstante en su deseo de mujeres, hasta se afirma que no discrimina a sus amantes ni por su edad ni por su belleza. No establece preferencias ni categorías.

La variedad y la sutileza de lo femenino tiene en ella su confirmación y su espejo.

Meridiana.
La amante del Papa.


Demonio femenino del que se afirma fue amante y consejero del erudito y matemático Gerberto de Aurillac, quien llegaría a ser el "papa del milenio", ya que ejerció el pontificado entre los años 999 y 1003 bajo el nombre de Silvestre II.

Durante los cuatro años en los que el sabio presidió la iglesia, luchando con fervor y sin éxito contra la creciente simonía que aniquilaba a la institución, su súcubo permaneció acompañándole e intentó también derrotar a los mercaderes del espíritu.

La leyenda asegura que su amor y su respeto por él eran tan intensos, que renunció a la inmortalidad para seguirle a la tumba, y reposa a su lado en el sarcófago que contiene los restos de Silvestre, en la basílica romana de San Juan de Letrán.

Cada cierto tiempo, como una señal o testimonio que nadie ha sabido interpretar, del sepulcro común de los amantes brota una especie de sudor.

Tamar.
La Despreciada.


Para diversas lenguas semíticas, su nombre identifica a las palmeras. En la Biblia aparece en varias ocasiones, siempre asociada a la frustración o al maltrato de la condición femenina.

Casada con Onán, se negaba a poseerla, por lo que tuvo que seducir a su suegro, disfrazada de prostituta, como único medio de acceder a la maternidad. En el libro de Samuel su incestuoso hermano Amnón se finje enfermo para que ella lo visite en su alcoba, donde la viola y luego la repudia, haciéndola responsable de la consumación de su pecaminoso deseo.

Acaso por estos justificables motivos, como demonia es vengativa y desprecia a los hombres, a quienes utiliza prometiéndoles favores que nunca concede, para rechazarlos una vez explotados, sumiéndolos en la desesperación.

Nahama.
La que Otorga Consuelo.


Hermana de Tubal, el laborioso nieto de Caín que enseñó a los hombres el arte de forjar los metales, e integrante por lo tanto de la más antigua genealogía de los perdedores del Edén. Es un súcubo singular, ya que permanece encarnada en un cuerpo humano desde hace milenios.

Ejerce la vida cotidiana de una vulgar mortal, pero pasado un tiempo debe desaparecer de los lugares que frecuenta para no despertar sospechas sobre su incorruptible lozanía. Se cree por eso que es ella la reiterada protagonista de historias de mujeres fantasmales, forasteras perpetuas, que luego de encender amores y provocar escándalos y disturbios, huyen dejando tras de sí tan sólo el vago rastro de la incertidumbre y la leyenda.

Ciertas tradiciones talmúdicas la consideran una de las cuatro madres primordiales de los ángeles caídos, pero pese a su extensa relación con los mortales, en su sexualidad humana es irremediablemente estéril.

Para agregar un dato curioso (al menos para los amantes de las paradojas y las lenguas) diremos que el nombre de ésta demonia significa "La que otorga el consuelo".

Halrinach.
La Dueña de los Vientos.


Demonio femenino que organiza las más variadas catástrofes metereológicas, ya que no alcanza el placer si éste no va acompañado por la violencia de los huracanes y los vientos.

Se ignora porqué causas todos los demonólogos que la mencionan la identifican con Occidente.


Gomory.
La Maestra del Sexo.


Bellísimo demonio femenino que monta en un elegante camello, coronada con una diadema y envuelta en una túnica casi transparente. Su especialidad es volver apasionadas a las mujeres indiferentes e incluso frígidas. Aquellas que se encomiendan a su protección, descubren con asombro todas las maravillosas posibilidades de su sexualidad.

Claro que todos los dones tienen su lado oscuro, y el de los otorgados por Gomory son ciertamente sombríos.

Muchas de las damas que claman por su ayuda para mejorar su inexistente vida sexual, lo hacen sólo mediante la imposición de sus maridos. Terrible error del que pronto se lamentarán, ya que Gomory ayuda a las mujeres frígidas e indiferentes, y no a las insatisfechas. Imaginamos que los hombres del desierto no son, siguiendo una medida occidental, demasiado "atentos" en cuanto a la satisfacción femenina; y cualquier problema de lubricidad es atribuida a la frigidez, y no a la falta de pericia en las caricias viriles.

Gomory no tolera esta situación, no soporta que una mujer quede insatisfecha por la insensibilidad del hombre, por lo que revierte la situación de manera drástica; haciendo que las insatisfechas damas se conviertan en verdaderas vampiresas del sexo, logrando consumar durante horas todas las fantasías que hasta ese momento sólo pertenecían al sueño y a la utopía.

Andras.
Un Espectro Bisexual.

Divinidad vasca, originariamente femenina (por la doble etimología euskera de la raíz "andra", que significa tanto "señora" como "fuerza"). Posee el aspecto de un ángel, no obstante suele aparecer portando un sable desenvainado. Acaso por esta fusión bisexual, de la violencia y la justicia; se la considera protectora de los fanáticos y los asesinos. No debe confundírsela con la divinidad griega.


Por: El Espejo Gótico.

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